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El Precio de la Mentira


Mentir es un acto que todos/as hemos hecho en algún momento de nuestras vidas. Las razones pueden ser variadas aunque mayormente están motivadas por miedo a alguna consecuencia real o imaginaria. Normalmente no se considera un problema mentir esporádicamente con lo que solemos llamar una “mentira piadosa” (las que no acarrea mayores consecuencias). Importante aclarar, aquí no estamos hablando de la mentira continua o excesiva motivada por miedo real a la seguridad física o emocional. Como sería por ejemplo, la que se ve en casos de violencia doméstica, entre otros.


¿Pero qué pasa cuando se suele mentir a menudo y/o con mentiras que pueden desembocar en consecuencias mayores? 


Mentir en exceso o exageradamente siempre paga un precio. En ocasiones pueden verse las consecuencias al momento y en otras después. Ese precio puede pagarse con otra personas, contigo mismo/a o ambas. El precio puede ser pequeño, mediano o grande, pero sin duda alguna, uno de los más caros es la pérdida de confianza de seres queridos o de las personas que se sienten decepcionadas por nuestras mentiras. Y esto muchas veces suele desencadenar en desprecio propio y autocastigo, precio que pagamos nosotros/as mismos/as.  


Entonces, ¿por qué caer en este patrón, cuál es la razón o la motivación? Y si tienes esta dificultad, ¿qué puedes hacer? 


Las causas por las que mentimos en exceso y/o exageradamente son particulares para cada persona y las ganancias positivas y negativas a corto y a largo plazo también. Lo que sí es cierto para cualquier persona que padece este problema, es que siempre suele haber algo más detrás de este patrón. A veces la persona puede sospechar alguna causa por la que caen en el mismo, aunque en muchos casos no entienden porque lo siguen haciendo. Especular no lleva a ninguna solución, lo ideal es buscar ayuda de un profesional de la salud mental para trabajar con la causa subyacente.  


¿Qué pasa cuando eres esa persona a la cual alguien miente con frecuencia?


Ya sea un ser querido o alguien cercano a ti, no dudes en expresar como te sientes a esa persona, el porque te sientes de esa forma y que esperas de él/ella a raíz de esa mentira. Promueve que la persona busque ayuda, pero ten en cuenta que no es tu responsabilidad el que la persona mejore en esta área o decida buscar esa ayuda que recomendaste. Al final del día cada persona es responsable de sus acciones y de las consecuencias. Nunca es tarde para trabajar en no seguir pagando el precio de mentir. 


Autora: Lynette D. Maestre, MSW


 
 
 

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©by Dra. Sheila Y. Maestre Bonet

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